viernes, 21 de agosto de 2009

Los no-lugares y El Lugar

Poco antes de salir hacia China escuché hablar de los "no-lugares" (luego he sabido que es un concepto acuñado por Marc Augé, un antropólogo francés). Al parecer, se trata del nombre que algunos dan a los sitios que no muestran apenas rastros humanos, particularidades, y serían perfectamente intercambiables entre diferentes ciudades, países e incluso continentes, por ejemplo; supermercados, hoteles, aeropuertos, centros comerciales... Cuando lo escuché, me pareció una manera bastante pretenciosa de describir lo que siempre habíamos calificado como lugares impersonales o asépticos.
Sin embargo, a lo largo del viaje por China, no dejé de pensar en los no-lugares. ¿Por qué? No lo sé pero... creo que tal vez porque, en mi opinión, China es El Lugar. Si los no-lugares son sitios en los que todo es estándar, convencional y accesible, China posiblemente es lo contrario. Un país enorme y hermético, en el que apenas sirven el idioma, el alfabeto o los cubiertos usados en ese Occidente que se expande al resto del mundo a través de los no-lugares. Sin embargo El Lugar está, poco a poco, llenándose de no-lugares. Modernos centros comerciales van ocupando los espacios donde antes había mercados callejeros, almacenes de estilo comunista o, simplemente, viviendas humildes.
Hace poco apenas en China, apenas podías encontrar un café. Ahora puedes pedirte un macchiato en cualquier gran ciudad: abren Starbucks, Costa Coffee y franquicias de unas cuantas cadenas más, en todas las esquinas.
A ritmo de vértigo, El Lugar se está convirtiendo en un inmenso No Lugar, como casi todos los países "avanzados". Sí, a ritmo de vértigo, como el del MagLev que tomé para ir desde Pudong, el moderno barrio de las finanzas hasta el aeropuerto. Tomé este vídeo mientras iba de un no lugar a otro... a bordo de un no lugar muy rápido.



Los aeropuertos de Pekín y Shanghai son inmensos y modernísimos, ambos diseñados por arquitectos reconocidos (Norman Foster y Paul Andreu). Bellos edificios que podrían estar en cualquier otra parte del mundo. Y en ninguna. Tal vez estaría bien pensar en esta arquitectura que no nos dice nada sobre el hombre o el lugar en el que está emplazada.















Como véis, llego algo pensativo al aeropuerto de Pekín. Empieza el regreso. Es tarde. Todo está iluminado y casi todo cerrado. Un No-lugar desierto. Encuentro una cafetería abierta y pido no-comida (sandwich club y coca cola) y pago a precio de no-lugar.















Me pongo a tomar fotos algo pretenciosas del aeropuerto.
Las camareras de la cafetería desierta ven una película bélica en la tele china. Posiblemente, una de las docenas de pelis sobre la guerra contra los japoneses que produce el régimen comunista para aleccionar a la población china.















Mi avión ha llegado. También él está cenando algo.















Unas cuantas horas, el avión aterriza en Estambul. Tengo que tomar otro vuelo. Poco tiempo para salir a ver la ciudad. Demasiado para estar tirado en el aeropuerto sin hacer nada. Sigo haciendo fotos.



















De vez en cuando, hay vida, incluso en un no-lugar.

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